miércoles, 3 de diciembre de 2008

EL ERROR DE ESPERANZA



Aparte del factor suerte, es evidente que esquivar los tiros de los terroristas y salir vivo de un atentado tan bestial como el de Bombay es todo un logro. Por las declaraciones que se leen estos días en los periódicos y los ecos que tienen en sus lectores, los adversarios políticos no le perdonan a Esperanza Aguirre ni su suerte ni la imperiosa huida del escenario, así que la han convertido en el centro de la noticia del atentado y en objeto de escarnio.

Pero culpable de este lamentable asunto político-periodístico no es sólo el tándem de la izquierda gobernante y su periodismo fiel, sino también ella misma. Esperanza ha sabido esquivar los tiros pero no las cámaras de televisión. No son sólo la izquierda y su periodismo quienes se han desentendido del núcleo de la noticia -el salvaje atentado-, sino que también ella misma ha ayudado mucho con su protagonismo. En vez de haber dado ruedas de prensa a su llegada a Madrid sobre cómo escapó de la barbarie, hubiera tenido mucho más valor político (al fin y al cabo es lo que se le debe exigir a un político) decir: apunten sus cámaras hacia allá; reflexionen sobre los que ha ocurrido allí y no sobre lo que me ha ocurrido a mí. Pero, al parecer, en democracia los políticos se deben siempre a los periodistas, y es ahí donde Esperanza ha caído: es aquí donde se ha encontrado con las balas que había logrado esquivar.