viernes, 16 de diciembre de 2011

276. INSIDE DEEP THROAT - 1972 - GERARD DAMIANO / DOCUMENTAL 2005

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Vemos otro largo y pesado documental en el estomagante lenguaje televisivo de fragmentos para escandalizarnos un poco. Pero no por el abuso de ese tipo de lenguaje comunicativo, y no porque el sexo escandalice, sino por todo lo contrario: ¡¡¡porque el sexo sin escándalo todavía no llega a los cuarenta años!!! Y es un decir, porque como puse por aquí hace algunas semanas, a Amazon aún le da reparo vender un libro tan amoroso como UNA EDUCACION SEXUAL, de Juan Abreu, o porque como cuentan por ahí, facebook cancela las cuentas de quienes hablan de sexo (!!!).

Lo mejor de la película/documental son los tipos que aparecen en ella. Americanos tan de cómic que te hacen reír a gusto. Cuando le preguntan a Gerard Damiano, director de la célebre primera película porno, si considera buena la cinta, no lo duda un instante: nooooo, dice.



Pero el origen de su interés por el sexo es verdaderamente emotivo. Damiano tenía una peluquería de señoras, y en las conversaciones que oía entre ellas sintió que se estaba fraguando una verdadera revolución. Tomó la cámara y se puso al frente. Genial. Era 1972 ¡¡¡no hace cuarenta años!!! Y por las declaraciones de toda aquella gente nos enteramos que nadie sabía que las mujeres podían tener orgasmos. Que los maridos no sabían lo qué era el clítoris.

El documental se rodó en el 2005 y excepto Linda Lovelace, que había muerto en un accidente de tráfico en el 2002, todos los artífices de la pelicula estaban vivos y nos cuentan sus recuerdos. Con la visión fragmentada del montaje tipo documental, claro está, que todo lo empasta y destruye. Pero algo queda. Quedan los tipos:

El director y ex peluquero de señoras, Gerard Damiano, con su peluquín blanco:



El actor principal, el pobre chivo expiatorio al que la Justicia Americana quiso cargarle el mochuelo:




Y la triste historia de Linda Lovelace, que fue si duda el punto más débil de todo el entramado humano.



Porque lo de los polis, las mafias, los fiscales y las feministas no es que sea débil sino patético. O incluso, aquí sí cabe la palabra, escandaloso.
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