jueves, 31 de enero de 2013

532. MUMFORD AND SONS, 2009, SIGHT NO MORE


Otra vez saliendo a la superficie de la actualidad a ver si en aguas menos profundas hay algo que pescar. Desde Freiburg im Bresgau me informan que eche un oidazo a MUMFORD AND SONS, un grupo de folk, rock, indie, bluegrass (... ¿algo más?) del que todo el mundo habla. Escucho su primer álbum, SIGHT NO MORE. No parece que inventen nada pero suenan bien. Así que desde el sábado pasado lo tenéis en la caja en una doble versión de las doce canciones del álbum: la de estudio y en directo (con grititos del público included).

Lo propio de los grupos jovencitos es hacerse muchas fotos. Para las fans. Mumford casi siempre aparece a un lado, o en el centro, o delante, para que se vea bien quién es el líder.






La música joven está en un estado catatónico (no sé muy bien lo que significa catatónico pero intuyo que puede ser un calificativo clínico cuasi perfecto). Ves Woodstock (1969) y el panorama (2009), cuarenta años después, y te da un mareo. Los jóvenes son el termómetro del mundo. Llegan a los veinte años sin apenas saber nada, miran alrededor, ven, intuyen y se expresan. Expresan el mundo. Hace quinientos años cogían una espada y se iban a las Indias a por oro y a matar indios. Hace cuarenta llegaron a imaginar que podían darle la vuelta al mundo. Ahora cogen un guitarra y se ponen a cantar canciones blanditas para que les caiga el oro de la arruinadas multinacionales del disco. O van de concierto, porque lo del disco no da. En la wiki dicen que MUMFORD AND SONS tienen un directo muy "energético". Vaya, que les ponen a las chicas de dieciséis. O que son como el Red Bull.

 Buscando algo de música para este viernes en Madrid, descubro que en el Palacio Vistalegre, por allí abajo, más al sur del Manzanares, va a tocar un grupo irlandés llamado THE SCRIPT.



La entrada, 28€ más los costes de gestión de la compra por internet -ese timo que no baja de dos euros. Escucho una de sus mejores baladas en youtube...



No está mal; canta bien el niño; suena blandito. Esa música ya no la ponen ni en las tiendas de ropa para adolescentes, pero aún así me las imagino pasándose la canción con los móviles y retocando las fotos del grupo con el Instagram.

Animado por la brisa juvenil me hago con su último álbum, lo pongo para hacer la cena y.... ufff, no. ¡¡¡Fuera de mi ipod!!! Qué banalidad de música. ¿Quién va a pagar 30 euros en Madrid por ir a verles? me pregunto. Supongo que habrán hecho campaña en los 40 principales o cadenas de música-industria pero ni aún así me lo imagino. A veces estoy tentado de hacer sociología (como el año pasado por estas fechas con SIDONIE, ay), pero si me meto a sociólogo no tengo derecho de implicar a mi novia. Y buscaba música en Madrid para ir con mi  novia. Así que... una vez más, opto por el Central donde toca JAVIER COLINA. Diferencia....  ahhhh. ¡¡¡Inmersión!!!

La semana que viene lo cuento.