sábado, 28 de septiembre de 2013

649. "PUES ESCRIBE UN ARTÍCULO"



Ayer fui a una Consejería de mi Comunidad a buscar a los responsables de un atropello que le van a hacer a un vecino de mi pueblo (¡le van a expropiar una viña para hacer una vía verde!) con la noble intención de  intentar parar la cosa, y como los de arriba no reciben, me pasaron a una funcionaria de por en medio que, como se podrán ustedes imaginar, me dijo que todo lo estaban haciendo bien. Viendo que nuestro intercambio verbal era como un diálogo de besugos se levantó un señor de la mesa de al lado*, supuestamente de rango superior, para apoyar a su colega, y empezó a hablarme suave y pausado como con la intención de marearme o de aburrirme. Pues bien, viendo que no lo conseguía y que les seguía advirtiendo del atropello que iban a cometer, me espetó: "pues escribe un artículo" (!!!!!!).

Como soy corto de reflejos no me di cuenta del alcance de la frasecita, pero después de veinticuatro horas, ahhh, me tiene los higados revueltos. O sea que... "escribe un artículo" ¿eh? ¿Se puede ser más caprón? ¿más higo de puda? (en spypchinés para no ofender) ¿Se puede desprestigiar más a la palabra escrita? No hace ni veinte años que la frase hubiera circulado en sentido contrario: "mire Vd, -hubiera dicho el administrado-, si no hacen nada, llevaré el asunto a los periódicos". ¡¡¡Pero ahora son ellos los que con media sonrisa sibilina te lo dicen a la cara a sabiendas de que tienen comprados los periódicos, que la palabra escrita de los medios de comunicación no tiene el más mínimo valor moral ni testimonial y que ahora ya son los pudos amos del sarao !!!  Y por si no me hubiera enterado, que ya va siendo hora del cafecito y adiós.

Artículo no voy a escribir, pero decir aquí en sPyP "caprones" e "higos de puda" por ni siquiera atender a razones, claro que sí. Faltaría más. Por lo menos hasta que nos quiten internet.

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(*) No lo quise decir en un principio pero estas cosas con el tiempo hay que acabar por decirlas, qué carajo: el señor de al lado era un viejo conocido mío, montañero, ecologista y pintor aficionado (ya ven que estos títulos sirven muy poco cuando se comete un acto miserable), que responde al nombre de Julio Verdú. Que dios le perdone.