jueves, 25 de junio de 2015

787. BANDERAS



Algunos equipos de fútbol españoles tienen últimamente serios problemas con el asunto de las banderas porque además de portar las de sus colores deportivos tienen que llevar a todas partes la de su región, nación o como quiera que la llamen (doble trabajo), y si se juntan dos equipos de esos, como en la última copa del rey, resulta que en vez de dos hay cuatro banderas en juego como si se celebrara un cuadrangular.

Una de las pocas virtudes estéticas del pueblo español en las últimas décadas ha sido la de guardar su bandera en el armario y convertirla en lo que es: un trapito pasado de moda. Aunque también es verdad que siguiendo las tendencias de diversificación en el mercado, en vez de una, el pueblo español ha tenido todos estos años diecisiete banderas que ponerse, y por lo que se ha podido ver, pocas comunidades han renunciado a hacer el ridículo con ellas.

Por el azar de una selección de fútbol exitosa se sacaron del armario las banderas españolas y los chinos hicieron negocio vendiendo muchas más, pero afortunadamente esas fiestas solo se celebran cada cuatro años y durante unos pocos días (y si pierden, que es lo normal, ni eso), por lo que el resto del tiempo teníamos la suerte de olvidarnos de ella.

Es por ello que si he de poner un calificativo a la idea que ha tenido Pedro Sánchez de arrancar su carrera electoral de noviembre posando con la bandera española, por aquello de la moda yo elegiría sin duda el de vintage. Como el candidato socialista parece haberse ahorcado pactando con Podemos después de las municipales y autonómicas, se le ha debido de ocurrir que vistiendo de lagarterana igual aún cuela. La salvación del bipartidismo y de su casta consistía en repartirse (merendarse) a Ciudadanos -aquí contigo y allá conmigo-, dejando a Podemos que siguiera ladrando fuera, pero como Pedro Sánchez se ha visto con posibilidad de pactar a dos bandas yo diría que se ha mareado y que ha salido luego por peteneras. O... con la bandera, que rima.