miércoles, 18 de mayo de 2016

844. ENSAYOS. LEWIS MUMFORD



Como tanta otra gente en este país, trato de combatir el desánimo que produce nuestro panorama político con el fácil recurso de la risa, pero sea porque me falte la inspiración y no tenga yo mucha gracia, o sea porque no es suficiente ni mucho menos reírse con la que nos viene encima, lo cierto es que parece hoy más necesario que nunca buscar la compañía y el consuelo de grandes libros como este mismo que ha vuelto a poner a Logroño en el centro de las letras universales en lengua española.

Compré los Ensayos de Mumford con el orgullo y satisfacción con que suelo comprar los libros de Pepitas de Calabaza, pero igual que me ha pasado con otros libros de esta editorial tan entrañable, nunca he sabido cuál era el momento más oportuno para hacer algún comentario de los mismos.

Ya saben que no juego a hacer reseñas de nada ni a dar más lecciones que las de mi oficio, y como dice mi viejo alumno y editor de Pepitas, mis blogs no son más que "cuadernos de apuntes" personales. Pero llegado el caso (llegado el momento del entusiasmo) no puedo reprimir el deseo de decir: compradlo y leedlo, porque ahí está, si no la solución a nuestros problemas, cuando menos el verdadero consuelo.

A artículo por sentada, leí la pasada semana los nueve primeros ensayos del capítulo 1 como quien cursa la asignatura de Los Fundadores de Norteamérica, es decir, con el aburrimiento propio de quien va a las clases de un viejo profesor. Descubrí a algunos artistas desconocidos y repasé a algunos de mis poetas favoritos, como Whitman. Y en el último ensayo, del que apenas entendí nada, hasta me emocionó que el autor anduviera buscando alguna referencia intelectual para poder entender el tiempo que le tocaba vivir

Pero ayer martes 16 de mayo, empecé el capítulo 2 por el ensayo sobre Jesús, y el libro me empezó a temblar en las manos. Con todo el cristianismo que llevamos encima, nunca había leído una reseña crítica sobre la figura de Jesús tan impactante y con tanta altura de miras como la que escribió Lewis Mumford en el atribulado año de 1944.

Los Ensayos es un libro caro, voluminoso y no siempre entretenido, pero cuando estás leyendo un artículo como el que Mumford escribió sobre Jesús y te lamentas de que llegue la última línea del mismo para tener que cerrarlo ya (porque es imposible pasar a leer sobre otra cosa), te das cuenta de que ya sólo ese artículo justifica tener ese libro en uno de los mejores lugares de tu biblioteca.